Hay un cuento
libanés por el cual se les enseña a los niños que no es bueno tomar decisiones
precipitadas. Es un cuento que involucra al Rey Salomón y habla de un ave muy
hermosa que tenía el afamado rey, esté plumífero veía como el sabio rey llenaba
su copa con una gota que parecía salir de un risco de una montaña, el ave
observó que realmente era el veneno de una serpiente que se filtraba por medio
de su nido en dicha montaña, por lo que se abalanzó sobre la copa y se la
quebró al rey. Salomón respondió impulsivamente golpeando mortalmente al ave y
una vez muerta, lo pensó, y subió por la pared; donde detectó que la razón del
comportamiento del ave, era el veneno y la serpiente. La moraleja de la
historia, es que Salomón se arrepintió profundamente por la decisión
precipitada.
Valga el cuento
para comenzar el comentario, las medidas del día de los reyes (Salomón no está
ahí) pretende como hacía el difunto, robarse el show… le diría en el más puro
estilo de Luis Herrera “Late you tweet, birdie”. No hay nada nuevo bajo el sol,
los fascistas no tienen conocimientos teóricos básicos para enfrentar los
problemas económicos y aunque creen que controlan, lo único que hacen es
permitir que la mano invisible actúe. Así como los años buenos de Chávez
vinieron de la bonanza petrolera, los años malos del final de Chávez y que se
extienden hasta el final del gobierno de Madurín vendrán del mercado petrolero
y su mano invisible, que si existe y condiciona sus consecuencias no intentadas
sobre la economía venezolana.
Por eso, hay
quien cree que existe manejo de la política económica. No, la economía maneja
la política desde hace rato en Venezuela, y los ilusos creen que ellos la
manejan cuando en la época de las vacas gordas el dinero abunda y todos meten
la pata como nadie. Yo lo vi, en los años de Carlos Andrés I y se extendió
hasta el último año de Luis Herrera, después comenzaron los quejidos y se creía
que todo se solucionaba con un cambio de gobierno, primero a Lusinchi, luego a
Carlos Andrés II y con todo y paquete, los vi meter la pata, después de la
guerra del golfo, cuando los precios mejoraron. Igual pasó con Caldera y con
Chávez. Todos creen que hacen política fiscal y monetaria, y el petróleo juega
a la política con ellos.
¿Tendrán los
ministros ojos para ver la realidad que verán? No lo sé, pero disfrutaré mucho
viendo sus errores y fracasos. Hay algo que hay que tener claro, no hace falta
que un ministro de economía sea un genio traído de una universidad prestigiosa,
hace falta que tenga sentido común, y eso es algo que escasea en la profesión.
Por ejemplo, hay quien cree que el dólar está en 6,30 y que si el gobierno dice
que va a aumentar el precio de aquellos que regala está devaluando. Hay quien
cree que si dolarizan pierden la autonomía. Hay quien cree que el gobierno debe
subir los impuestos, para que tenga más recursos (¿para seguir robando?) como
si los supiera administrar.
Eso es un error
tan grande, como decir que la causa de la inflación es la especulación, o que
la página de Dollartoday fija el precio del dólar. Quien afirma eso, debe
devolver su título y dedicarse a otra cosa, por ejemplo a colocar sus fotos en
facebook, y evitar el daño que van a provocar en las vidas de otras personas,
por aceptar un cargo para el que no están preparados. Uno debe tener sentido del ridículo o por lo
menos amor propio. Eso va con todos, del presidente hacia abajo.
No creo que
ningún gobierno solucione ninguna crisis. A menos que ese gobierno entienda que
es un administrador, no el dueño del negocio, y que comprenda que la Asamblea es
su primera instancia superior, es decir, quien lo controla y lo vigila. Eso no
está así en los genes venezolanos. Además para que actúe como administrador
debe ser desposeído de sus propiedades en algunos casos generadoras de ingresos
(como PDVSA) y en otras de gastos (las otras empresas) porque la administración
gubernamental es sin fines de lucro y se requiere que esas empresas sean
productivas y produzcan impuestos para que el gobierno subsista. Por eso no me
canso de decir que se debe entregar esas empresas a sus legítimos dueños, los
venezolanos, y registrarlas en la Bolsa de Caracas. Nos va a salir más barato y
vamos a vivir mejor todos. Se los aseguro. Eso sí, mis amigos que quieren ser
ministros y directores de esas empresas no quieren por ningún concepto que eso
se privatice. ¿Qué quieren? Pues seguir haciendo política y si se equivocan,
decir que esas son conspiraciones del mercado que nunca es perfecto. El
argumento lo conozco, no hay problema.
Eso nos lleva a
un argumento recurrente en mis análisis. Alguien primero afirmará y luego
preguntará: Pero es que usted es demasiado pesimista ¿entonces no tenemos
solución? No soy pesimista, pero si hacemos siempre lo mismo ¿vamos a conseguir
algo distinto? Ningún gobierno ha solucionado ninguna crisis. Son las personas
con su trabajo las que lo solucionan. No fueron las políticas de Roosevelt las
que resolvieron la crisis del 29, más bien la agravaron, pero la historia se
sigue contando mal y se sigue creyendo la misma necedad.
En Venezuela
siempre hemos buscado solucionar la crisis, aumentando el número de ministerios
y organismos de control. Diciendo que esta vez si va a funcionar, y eso nos
mete en una nueva y peor crisis, ¿no se han dado cuenta? Aquí no hacen falta
más ministerios, hace falta menos. Aquí no hace falta más gobierno, hace falta
menos. Pero bueno, me quedará hacer el papel de observador en este manicomio en
el que cada loco hace su locura; o espera su oportunidad para cometer los
mismos errores, y mientras espera, dice que él lo haría mejor. No soy
pesimista, pero estoy esperando que más personas se den cuenta de lo que yo. No
puedo hacer nada solo y en los manicomios, los más cuerdos parecemos más
orates.
Bueno, ahí lo
tienen, este es el Gabinete de los seis meses, veremos si aguantan el joropo
porque en marzo se caen más los precios del petróleo. Nuestra mano invisible.
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