jueves, 7 de enero de 2016

Pobre Salomón, Pobre Venezuela o el gabinete de los seis meses

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Hay un cuento libanés por el cual se les enseña a los niños que no es bueno tomar decisiones precipitadas. Es un cuento que involucra al Rey Salomón y habla de un ave muy hermosa que tenía el afamado rey, esté plumífero veía como el sabio rey llenaba su copa con una gota que parecía salir de un risco de una montaña, el ave observó que realmente era el veneno de una serpiente que se filtraba por medio de su nido en dicha montaña, por lo que se abalanzó sobre la copa y se la quebró al rey. Salomón respondió impulsivamente golpeando mortalmente al ave y una vez muerta, lo pensó, y subió por la pared; donde detectó que la razón del comportamiento del ave, era el veneno y la serpiente. La moraleja de la historia, es que Salomón se arrepintió profundamente por la decisión precipitada.
Valga el cuento para comenzar el comentario, las medidas del día de los reyes (Salomón no está ahí) pretende como hacía el difunto, robarse el show… le diría en el más puro estilo de Luis Herrera “Late you tweet, birdie”. No hay nada nuevo bajo el sol, los fascistas no tienen conocimientos teóricos básicos para enfrentar los problemas económicos y aunque creen que controlan, lo único que hacen es permitir que la mano invisible actúe. Así como los años buenos de Chávez vinieron de la bonanza petrolera, los años malos del final de Chávez y que se extienden hasta el final del gobierno de Madurín vendrán del mercado petrolero y su mano invisible, que si existe y condiciona sus consecuencias no intentadas sobre la economía venezolana.
Por eso, hay quien cree que existe manejo de la política económica. No, la economía maneja la política desde hace rato en Venezuela, y los ilusos creen que ellos la manejan cuando en la época de las vacas gordas el dinero abunda y todos meten la pata como nadie. Yo lo vi, en los años de Carlos Andrés I y se extendió hasta el último año de Luis Herrera, después comenzaron los quejidos y se creía que todo se solucionaba con un cambio de gobierno, primero a Lusinchi, luego a Carlos Andrés II y con todo y paquete, los vi meter la pata, después de la guerra del golfo, cuando los precios mejoraron. Igual pasó con Caldera y con Chávez. Todos creen que hacen política fiscal y monetaria, y el petróleo juega a la política con ellos.
¿Tendrán los ministros ojos para ver la realidad que verán? No lo sé, pero disfrutaré mucho viendo sus errores y fracasos. Hay algo que hay que tener claro, no hace falta que un ministro de economía sea un genio traído de una universidad prestigiosa, hace falta que tenga sentido común, y eso es algo que escasea en la profesión. Por ejemplo, hay quien cree que el dólar está en 6,30 y que si el gobierno dice que va a aumentar el precio de aquellos que regala está devaluando. Hay quien cree que si dolarizan pierden la autonomía. Hay quien cree que el gobierno debe subir los impuestos, para que tenga más recursos (¿para seguir robando?) como si los supiera administrar.
Eso es un error tan grande, como decir que la causa de la inflación es la especulación, o que la página de Dollartoday fija el precio del dólar. Quien afirma eso, debe devolver su título y dedicarse a otra cosa, por ejemplo a colocar sus fotos en facebook, y evitar el daño que van a provocar en las vidas de otras personas, por aceptar un cargo para el que no están preparados.  Uno debe tener sentido del ridículo o por lo menos amor propio. Eso va con todos, del presidente hacia abajo.
No creo que ningún gobierno solucione ninguna crisis. A menos que ese gobierno entienda que es un administrador, no el dueño del negocio, y que comprenda que la Asamblea es su primera instancia superior, es decir, quien lo controla y lo vigila. Eso no está así en los genes venezolanos. Además para que actúe como administrador debe ser desposeído de sus propiedades en algunos casos generadoras de ingresos (como PDVSA) y en otras de gastos (las otras empresas) porque la administración gubernamental es sin fines de lucro y se requiere que esas empresas sean productivas y produzcan impuestos para que el gobierno subsista. Por eso no me canso de decir que se debe entregar esas empresas a sus legítimos dueños, los venezolanos, y registrarlas en la Bolsa de Caracas. Nos va a salir más barato y vamos a vivir mejor todos. Se los aseguro. Eso sí, mis amigos que quieren ser ministros y directores de esas empresas no quieren por ningún concepto que eso se privatice. ¿Qué quieren? Pues seguir haciendo política y si se equivocan, decir que esas son conspiraciones del mercado que nunca es perfecto. El argumento lo conozco, no hay problema.
Eso nos lleva a un argumento recurrente en mis análisis. Alguien primero afirmará y luego preguntará: Pero es que usted es demasiado pesimista ¿entonces no tenemos solución? No soy pesimista, pero si hacemos siempre lo mismo ¿vamos a conseguir algo distinto? Ningún gobierno ha solucionado ninguna crisis. Son las personas con su trabajo las que lo solucionan. No fueron las políticas de Roosevelt las que resolvieron la crisis del 29, más bien la agravaron, pero la historia se sigue contando mal y se sigue creyendo la misma necedad.
En Venezuela siempre hemos buscado solucionar la crisis, aumentando el número de ministerios y organismos de control. Diciendo que esta vez si va a funcionar, y eso nos mete en una nueva y peor crisis, ¿no se han dado cuenta? Aquí no hacen falta más ministerios, hace falta menos. Aquí no hace falta más gobierno, hace falta menos. Pero bueno, me quedará hacer el papel de observador en este manicomio en el que cada loco hace su locura; o espera su oportunidad para cometer los mismos errores, y mientras espera, dice que él lo haría mejor. No soy pesimista, pero estoy esperando que más personas se den cuenta de lo que yo. No puedo hacer nada solo y en los manicomios, los más cuerdos parecemos más orates.
Bueno, ahí lo tienen, este es el Gabinete de los seis meses, veremos si aguantan el joropo porque en marzo se caen más los precios del petróleo. Nuestra mano invisible.

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