lunes, 11 de agosto de 2014

El aumento de precios de la Gasolina


Ante la inminencia del aumento de precios de la gasolina resulta necesario aclarar algunas imprecisiones en algunas declaraciones y cálculos que realizan los llamados expertos.
La gasolina es barata en Venezuela desde que Rómulo Betancourt decidió subsidiar los derivados del petróleo en el trienio de 1945-1948. Rómulo que fue quizá el primer político venezolano preocupado por el petróleo, pensaba que los derivados deberían ser baratos para que el país pudiese contar con ello para su desarrollo. Eso supuso un jugoso subsidio, pero como las finanzas públicas venezolanas de aquellos años no eran muy cuantiosas y además excedentarias, eso no representó un problema significativo.
Isaías Medina estableció en 1942 de manera provisional el Impuesto Sobre la Renta, pero después de su derrocamiento ese tributo se quedó, Medina lo estableció para soportar a su gobierno hasta el final de la segunda guerra mundial, sin embargo, como ustedes lo saben, hasta hoy no han cesado de cobrar ese tributo, añadieron el IVA y de tanto en tanto, impuestos a las transacciones y a los activos, además de toda una suerte de impuestos y pseudoimpuestos. Es decir, cada vez más impuestos, y con ello menos ahorro, menos inversión y menos desarrollo económico.
Ciertamente fue uno de los tantos errores Betancuristas, pero no llegó a los extremos del deseo de aumentar los ingresos para alimentar la corrupción medinista, que es la norma de los gobiernos militares.
En torno al regalo petrolero venezolano, eso es un invento de Carlos Andrés Pérez, él inició lo que se llamó acuerdo de San José (Costa Rica) para favorecer a los países “pobres” que son realmente mucho más ricos que Venezuela y al inicio de su primer gobierno, hizo un acuerdo con la Unión Soviética (URSS), que enviaba petróleo a Cuba. Venezuela que en los 60 había sido exportador de azúcar, requería en los 70, un 40% de su consumo en importaciones, por lo que propuso a la URSS el trueque de petróleo por azúcar, desde entonces Venezuela envía petróleo a la isla de los Castro.
Como uno de los objetivos de este sitio es derrumbar mitos e ídolos, vamos a dejar bien en claro que los gobiernos militares son desastrosos, Medina era despilfarrador, como también lo fue el de Pérez Jiménez, y como lo es ahora el Chavo-Madurismo pero todos creen como los chavistas de hoy que esos gobiernos eran buenos y generosos, incluso llegan al despropósito de afirmar que eran democráticos. Bueno… la verdad es que llegar hasta allá es el sumum de la idiotez. Los militares no tienen noción de la gerencia y son por naturaleza fascistas, aunque se declaren y hablen como si fueran marxistas o demócratas. Lo peor es que muchos gobiernos civiles también, fundamentalmente por la falta de responsabilidad que une a todos los venezolanos.
En el análisis que hicimos para este mismo sitio en diciembre de 2013 nos referimos a los incrementos de precios de la gasolina y dejamos en claro, que creemos que los aumentos de la gasolina no son causantes de ningún desorden social ni nada que se parezca. Pero ahí ocurre como en muchos otros procesos en Venezuela que se rodean del misterio y la superstición. Por cierto un gobierno como este, que está lleno de supersticiosos y que se mueve en el más absoluto misterio irremisiblemente cree en pendejadas. Pero así es la vida.
Da una pena terrible que existan economistas que nunca rebasaron los antecedentes de la fisiocracia y que creen que los costos determinan los precios. Pero eso pasa entre los cultores de las ideologías de Adriani, porque realmente si uno se encuentra a un fisiócrata en el siglo XX, uno puede sorprenderse y llamar a un arqueólogo para que haga sus diagnósticos, pero los fisiócratas son del siglo XVIII, no del XX, cuidado con creer que un fisiócrata sea un economista.
Bueno, resulta que los costos no determinan los precios, los precios son producto de un proceso de mercado que puede ser intervenido por el gobierno, pero que nunca pueden ser fijados. Sin embargo, son múltiples los casos de desaparición de productos cuando el gobierno se inmiscuye donde no lo habían llamado y regula los precios. Resuenan en mis oídos los necios que antes decían: “así es que se hace” y en los tiempos contemporáneos dicen: “Así, así, así es que se gobierna” pero igual así se desaparecen los productos regulados. Ludwig von Mises dijo en 1920 que el socialismo era imposible, pero los locos y otros intelectuales siguen creyendo que es posible que existan los buenos gobiernos. No se han dado cuenta que los gobiernos buenos, son los que no se inmiscuyen, no intervienen y dejan todo en paz. Es decir, los buenos gobiernos no existen.
La inflación es un fenómeno monetario, no es estructural y tampoco real, por lo que los costos pueden elevarse y eso no significa que los precios lo harán. Hay un ejemplo importante en 1983, cuando en Venezuela el tipo de cambio excedió la duplicación, porque el precio del dólar pasó de Bs. 4,30/$ a Bs. 10,87/$ (en el paralelo). La subida en el IPC fue de apenas 8,6% y el crecimiento de la base monetaria que para quien escribe es la verdadera inflación, fue de 39.5%. Después preguntan por qué no creemos en los índices de precio, si no sabemos qué es lo que miden.
El aumento de precios de la gasolina va a servir para resolver los problemas inmediatos de este gobierno, de hecho cuando en 1991 se elevó de nuevo los precios de la gasolina, quienes estimábamos un déficit fiscal de 2% del PIB, terminamos por observar un superávit de 1%, porque el subsidio es importante. Es decir, el aumento de precios de la gasolina, es lo mejor que le puede ocurrir a este gobierno después de la “Salida” de Leopoldito.
El incremento en precios de la gasolina va a presionar también los costes de una manera muy importante, pero ahí pueden pasar dos cosas, si el gobierno aprovecha esos ingresos para inventar una nueva misión, va a mejorar muchísimo su popularidad; se generará una inflación importante, pero todos estarán felices. Ahora si el ingreso no se aprovecha para aumentar el gasto público, veremos una caída importante en el consumo y por tanto un malestar generalizado, que se materializará en lugar de en una inflación, en una disminución del ritmo de crecimiento de los índices que algunos utilizan para medir la inflación.
Pero con sinceridad, no creo que este gobierno haga nada, a menos que se vean con el agua al cuello, pero como a cada momento difieren y retrasan, las aguas pueden ser tantas que hagan o no hagan, igual se ahogan.