Ante la inminencia del aumento de precios de la gasolina resulta necesario aclarar algunas imprecisiones en algunas declaraciones y cálculos que realizan los llamados expertos.
La gasolina es barata
en Venezuela desde que Rómulo Betancourt decidió subsidiar los derivados del
petróleo en el trienio de 1945-1948. Rómulo que fue quizá el primer político
venezolano preocupado por el petróleo, pensaba que los derivados deberían ser
baratos para que el país pudiese contar con ello para su desarrollo. Eso supuso
un jugoso subsidio, pero como las finanzas públicas venezolanas de aquellos
años no eran muy cuantiosas y además excedentarias, eso no representó un
problema significativo.
Isaías Medina estableció
en 1942 de manera provisional el Impuesto Sobre la Renta, pero después de su
derrocamiento ese tributo se quedó, Medina lo estableció para soportar a su gobierno
hasta el final de la segunda guerra mundial, sin embargo, como ustedes lo saben,
hasta hoy no han cesado de cobrar ese tributo, añadieron el IVA y de tanto en
tanto, impuestos a las transacciones y a los activos, además de toda una suerte
de impuestos y pseudoimpuestos. Es decir, cada vez más impuestos, y con ello
menos ahorro, menos inversión y menos desarrollo económico.
Ciertamente fue uno
de los tantos errores Betancuristas, pero no llegó a los extremos del deseo de
aumentar los ingresos para alimentar la corrupción medinista, que es la norma
de los gobiernos militares.
En torno al regalo
petrolero venezolano, eso es un invento de Carlos Andrés Pérez, él inició lo
que se llamó acuerdo de San José (Costa Rica) para favorecer a los países
“pobres” que son realmente mucho más ricos que Venezuela y al inicio de su
primer gobierno, hizo un acuerdo con la Unión Soviética (URSS), que enviaba
petróleo a Cuba. Venezuela que en los 60 había sido exportador de azúcar,
requería en los 70, un 40% de su consumo en importaciones, por lo que propuso a
la URSS el trueque de petróleo por azúcar, desde entonces Venezuela envía
petróleo a la isla de los Castro.
Como uno de los
objetivos de este sitio es derrumbar mitos e ídolos, vamos a dejar bien en
claro que los gobiernos militares son desastrosos, Medina era despilfarrador,
como también lo fue el de Pérez Jiménez, y como lo es ahora el Chavo-Madurismo pero
todos creen como los chavistas de hoy que esos gobiernos eran buenos y
generosos, incluso llegan al despropósito de afirmar que eran democráticos. Bueno…
la verdad es que llegar hasta allá es el sumum de la idiotez. Los militares no
tienen noción de la gerencia y son por naturaleza fascistas, aunque se declaren
y hablen como si fueran marxistas o demócratas. Lo peor es que muchos gobiernos
civiles también, fundamentalmente por la falta de responsabilidad que une a
todos los venezolanos.
En el análisis que
hicimos para este mismo sitio en diciembre de 2013 nos referimos a los
incrementos de precios de la gasolina y dejamos en claro, que creemos que los
aumentos de la gasolina no son causantes de ningún desorden social ni nada que
se parezca. Pero ahí ocurre como en muchos otros procesos en Venezuela que se
rodean del misterio y la superstición. Por cierto un gobierno como este, que
está lleno de supersticiosos y que se mueve en el más absoluto misterio irremisiblemente
cree en pendejadas. Pero así es la vida.
Da una pena terrible
que existan economistas que nunca rebasaron los antecedentes de la fisiocracia
y que creen que los costos determinan los precios. Pero eso pasa entre los cultores
de las ideologías de Adriani, porque realmente si uno se encuentra a un fisiócrata
en el siglo XX, uno puede sorprenderse y llamar a un arqueólogo para que haga
sus diagnósticos, pero los fisiócratas son del siglo XVIII, no del XX, cuidado
con creer que un fisiócrata sea un economista.
Bueno, resulta que
los costos no determinan los precios, los precios son producto de un proceso de
mercado que puede ser intervenido por el gobierno, pero que nunca pueden ser
fijados. Sin embargo, son múltiples los casos de desaparición de productos
cuando el gobierno se inmiscuye donde no lo habían llamado y regula los
precios. Resuenan en mis oídos los necios que antes decían: “así es que se
hace” y en los tiempos contemporáneos dicen: “Así, así, así es que se gobierna”
pero igual así se desaparecen los productos regulados. Ludwig von Mises dijo en
1920 que el socialismo era imposible, pero los locos y otros intelectuales
siguen creyendo que es posible que existan los buenos gobiernos. No se han dado
cuenta que los gobiernos buenos, son los que no se inmiscuyen, no intervienen y
dejan todo en paz. Es decir, los buenos gobiernos no existen.
La inflación es un
fenómeno monetario, no es estructural y tampoco real, por lo que los costos
pueden elevarse y eso no significa que los precios lo harán. Hay un ejemplo
importante en 1983, cuando en Venezuela el tipo de cambio excedió la
duplicación, porque el precio del dólar pasó de Bs. 4,30/$ a Bs. 10,87/$ (en el
paralelo). La subida en el IPC fue de apenas 8,6% y el crecimiento de la base
monetaria que para quien escribe es la verdadera inflación, fue de 39.5%. Después
preguntan por qué no creemos en los índices de precio, si no sabemos qué es lo
que miden.
El aumento de precios
de la gasolina va a servir para resolver los problemas inmediatos de este
gobierno, de hecho cuando en 1991 se elevó de nuevo los precios de la gasolina,
quienes estimábamos un déficit fiscal de 2% del PIB, terminamos por observar un
superávit de 1%, porque el subsidio es importante. Es decir, el aumento de
precios de la gasolina, es lo mejor que le puede ocurrir a este gobierno después
de la “Salida” de Leopoldito.
El incremento en
precios de la gasolina va a presionar también los costes de una manera muy
importante, pero ahí pueden pasar dos cosas, si el gobierno aprovecha esos
ingresos para inventar una nueva misión, va a mejorar muchísimo su popularidad;
se generará una inflación importante, pero todos estarán felices. Ahora si el
ingreso no se aprovecha para aumentar el gasto público, veremos una caída
importante en el consumo y por tanto un malestar generalizado, que se materializará
en lugar de en una inflación, en una disminución del ritmo de crecimiento de
los índices que algunos utilizan para medir la inflación.
Pero con sinceridad,
no creo que este gobierno haga nada, a menos que se vean con el agua al cuello,
pero como a cada momento difieren y retrasan, las aguas pueden ser tantas que
hagan o no hagan, igual se ahogan.
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