Lo ocurrido en
la asamblea el pasado martes 13 de los corrientes fue nefasto. Cuando comenzó
este gobierno, me publicaron en El Universal un artículo que denominé Fascismo
de Izquierda. Esto no ha cambiado en lo absoluto. Ningún ser humano tiene el
derecho a denigrar a otro. Tengo veinticinco años dando clases y a veces,
provoca decirle a un alumno algo inconveniente, y uno no sabe si ese alumno que
hoy no tiene criterio, será algún día un individuo brillante, pero esa no es la
razón por la que uno debe limitar sus críticas, es porque al igual que yo es un
ser humano.
Hace ya
bastante tiempo vi como un jefe en un trabajo denigró a su subalterno y lo
único que atiné a decirle al denigrado fue: "recuerda siempre esto pero no para
resentir, sino para que nunca hagas lo mismo a un subalterno tuyo". La vida me
dio tiempo para ver que mi consejo fue lanzado a la basura, como muchas de las
cosas que siempre he dicho y escrito.
Qué cosa
tienen en común. Algo que me duele en el alma, la venezolanidad. Algunos venezolanos actúan con soberbia y sobre todo, cuando alcanzan una situación de poder no
tienen límite, consideran que los demás están por debajo y que deben ser
humillados, no porque sean menos, sino porque pueden ser más que el pobre
miserable que alcanzó el poder.
Siempre
recuerdo a Borges quien en su evangelio apócrifo sentenció: “Pobres los pobres
de espíritu, porque bajo la tierra serán lo mismo que son sobre ella” Gente
como el diputado que denigró de su hermano, no merece más que el desprecio, el
olvido, la triste salida de quien no debe ser recordado nunca por nadie.
Es triste,
pero los que siguen los designios del “resentido eterno” se llaman comunistas,
marxistas, progresistas, y no se han dado cuenta que sus pensamientos habitan
la oscura cueva del peor de los fascismos y al igual que los decrépitos líderes
de la isla cubana, usan un lenguaje marxista para esconder su verdad.
Sueño que
algún día en Venezuela viva la libertad más absoluta, y que los jóvenes que
vienen respeten a sus hermanos, permitan que se desarrollen, que no impongan
nada porque el presente es tan triste que sólo el futuro permite sobrevivirlo.