martes, 9 de marzo de 2010

El mercado no obedece órdenes

A los economistas nos enseñan que se puede hacer política y que la política siempre funciona, y cuando falla entonces hablamos de dos posibilidades, o se trata de una teoría conspirativa que condiciona el fallo de la política por la influencia de quienes manipulan un poder omnímodo y que lo hacen para lograr lo que los beneficia, o se trata de un problema de credibilidad de la política. Nunca somos capaces de reconocer que la política no funciona, porque sencillamente el total de los actores, actúa “libre y autónomamente” para que la política, sea como todas, un verdadero fracaso.
Desde hace dos meses nuestro gobierno anda en ello. Decretaron que dominarían el mercado paralelo, mercado que hasta hace dos meses no existía y ahora no se deja dominar. Todos dicen ¿pero qué pasa? ¿qué ocurre? ¿no es que el Banco Central domina todas las variables? Primero que nada, si no hay libertad cambiaria, no hay posibilidad de estabilidad cambiaria. Vamos a explicarlo con cuidado. El Banco Central no puede dominar todas las variables, porque siempre hay personas que tienen dólares y que pueden venderlo en mercados distintos a los regulados y ahí pierden el control monetario, entonces cuando un Banco Central permite la existencia de un mercado paralelo, entonces pierde parte de su “poder” para manipular los precios. Otra cosa importante es que el Banco Central actúa como alcahuete todo el tiempo. Una por ayudar a los banqueros a librarse de problemas por sus irresponsabilidades, otra por alcahuetear al jefe para que pueda seguir financiándose sin complicaciones, el jefe de ellos es por supuesto, el gobierno (de nuevo en minúscula). Ambas alcahueterías lo obligan a emitir grandes cantidades de dinero sin respaldo, por lo que esa es otra forma para perder lenta y consecuentemente el poder de mercado.
En Venezuela desde 1983, el Banco Central hace lo segundo, por lo que siempre todo termina en un verdadero y auténtico desastre que se materializa en una devaluación, que al final se declara como culpa de los ingratos “especuladores” cuando los únicos especuladores han sido siempre el gobierno y su alcahuete el Banco Central.
Cada vez que hay control de cambio, la indisciplina se potencia y ese es el ejemplo de lo ocurrido con RECADI, entre 1983 y 1988, que concluyó en el desastre de 1989 y la firma con el FMI. Luego se estableció otro control de cambio entre 1994 y 1996, que concluyó en otra magistral devaluación y firma con el FMI para darle paso a la Agenda Venezuela. Ahora tenemos control de cambio desde 2003, y cómo concluirá. Adivinen ustedes, la historia tiene la mala costumbre de dar lecciones que los arrogantes afirman que no son posibles esta vez. Como los socialistas son normalmente ignorantes y arrogantes, no hay problema, ellos dicen que les gusta la historia, pero la que ellos inventan, no la que se da en la realidad.
Los mercados no obedecen órdenes. Esa es una lección que tienen que aprender los economistas tradicionales y por supuesto los socialistas sempiternos que creen que los gobiernos saben más que todas las sociedades. Pobres Ilusos, no saben que de ilusiones también se muere.
Es decir usted no le puede decir al tipo de cambio “AAAAAAtención”, tampoco “A Discreeeción y menos “Meeeedia Vuelta”
Si usted mantiene controlado un mercado, todo el mundo quiere comprar ese artículo que usted controla y si además entre usted y su banco central no se cansan de emitir bolívares, cómo quiere que el dólar obedezca. Hay definitivamente una arrogancia y una ignorancia infinita, en esa postura. La historia da lecciones increíbles. Venezuela tuvo un cambio estable que incluso llegó a revaluarse dos veces entre 1917 y 1971, el secreto de esos tiempos era muy sencillo, usted mantiene el mercado de cambios libre y hace que el banco central no emita ni un solo bolívar sin respaldo. Así es como se hace, no hay otra manera, esa es la manera que no exista devaluación y tampoco inflación, pero eso significa que el gobierno tiene que hacerse de nuevo pequeño, y que todo, absolutamente todo, esté en manos del sector privado. ¿Lo harán? No creemos, ni en el gobierno ni en sus opositores. Eso hace necesario algo que no existe en este país, un sentido común extraordinario que no vemos ni hemos visto en los 50 años de vida que tenemos. Pero esa es la solución, solución heroica, la disciplina, la seriedad y el orden. Tres atributos que no existen en ningún segmento de la población venezolana, escasamente en algunas individualidades.