sábado, 27 de julio de 2013

¿Cuánto es la verdadera inflación?


En el siglo XIX no existían índices de inflación y los economistas medían la inflación como el crecimiento del dinero, en aquel entonces los economistas eran mucho más analíticos y brillantes que los que hoy aplican sofisticados modelos que alejan a la economía de la verdadera complejidad, que es la realidad. Sin embargo, se medía efectivamente la inflación. De hecho, Ludvig von Mises, quien quizá fue el más brillante economista del siglo XX y el desarrollo del siglo XXI lo demostrará, decía en su obra máxima La Acción Humana, la inflación no es un concepto praxeológico, es decir, no es un concepto de la economía.

Refería Mises, la inflación se mide de manera equivocada por su consecuencia, que es el incremento de los precios, pero la verdadera inflación es la causa, el crecimiento del dinero. Cantillon que siempre fue el gran olvidado de la teoría económica, decía que los precios varían de manera muy diversa, algunos más, algunos menos y que la verdadera inflación era el crecimiento de la cantidad de dinero y que ésta podría materializarse en mayores o menores incrementos de precios, sin que existiera una relación perfecta entre uno y otro indicador.

El siglo XX ha convertido amargamente al economista en una suerte de astrólogo, que pronostica variables que no son pronosticables, porque tampoco están bien medidas y usa sin el menor pudor modelos para inferir verdades que no son más que estimados probabilísticos. Pero en algún momento, la economía retomará su verdadera metodología y se mostrará analítica y profunda, pero sobre todo relacionada a la realidad que suele ser más compleja y poco medible como la miden los modelos econométricos.

La siguiente tabla hace una comparación entre los índices de inflación, el IPC que es el antiguo índice de precios al consumidor de la zona metropolitana, índice que sufrió del desprecio por parte del presidente Chávez y motivó que el INE fabricara un índice que diera un número menor, desde 2007 se calcula ese índice que se denominaba índice de Nacional de Precios al Consumidor (INPC), por supuesto, el índice satisfizo a su solicitante hasta el 2011, por lo que el sr. Chávez no logró ver que hoy la inflación en el interior  de la república es mayor que en el territorio de la capital y por eso las tendencias se voltearon.

IPC
INPC
BM
2012
19.5%
20.1%
55.3%
2011
29.0%
27.6%
40.4%
2010
27.4%
27.2%
26.1%
2009
26.9%
25.1%
16.7%
2008
31.9%
30.9%
30.2%
2007
22.5%

43.2%
2006
17.0%

94.1%
2005
14.4%

39.7%
2004
19.2%

46.6%
2003
27.1%

46.4%




acumulado 2003/2012
716.6%

3384.6%
acumulado 2003/2012
228.7%
218.9%
318.1%


Un índice menor permite al gobierno ajustar menos los sueldos a los trabajadores y engañarlos, pero esa es otra hipocresía más del sistema que se pretende adueñar de la vida política y social venezolana.

Los índices son promedios y todo promedio en economía es falso, como la ilusión del socialismo. De hecho, los precios suben en promedio en 2012 20.1% medido con el uso del INPC pero crecieron en promedio 19,5% usando el IPC. Sin embargo, usted dirá la inflación es mayor, porque yo gasto hoy mucho más que 20% y es cierto, es 55,1%, pero el socialismo es así, hipócrita, mentiroso y falso. La verdadera sabiduría consiste en no dejarse engañar.

La verdadera inflación es el incremento de la cantidad de dinero y eso es así porque si el Banco Central emite más dinero, eso disminuye la capacidad de compra del dinero y eso es lo que es la inflación, no la subida de los precios, los precios pueden subir dos, tres y hasta cuatro años después, y de hecho el precio que primero se ajusta es el tipo de cambio y hemos visto cuanto creció el tipo de cambio en el mercado negro, esa es la mayor prueba de la pérdida del poder de compra del bolívar.

En promedio, la Base monetaria emitida por el Banco Central ha crecido más del doble de manera anual que el IPC. Acumulado muestra un crecimiento entre 2003 y 2012, de 3.385%, mientras que el IPC ha crecido en el mismo lapso 717%. Es decir el bolívar desde 2003, cuando se estableció el control de cambio ha perdido su capacidad de compra y hoy apenas vale el 2,9% de lo que valía en 2003, si lo midiéramos con el IPC diríamos que el bolívar al final de 2012 vale un 13,9% de lo que valía a inicios de 2003. 

Por supuesto, toda esa cantidad de dinero se refleja inmediatamente en el precio más fundamental que es el tipo de cambio y por eso es por lo que el cambio negro es cinco veces mayor que el oficial y todo es culpa de la gran cantidad de dinero que siguiendo órdenes emitió el Banco Central.

En 2013 la base monetaria ha estado disminuyendo, por lo que el resultado será una recesión importante, que se está manifestando en todo el sistema venezolano.

martes, 2 de julio de 2013

Nación, Estado y Gobierno


Hay quien se extraña de lo que ocurre en Venezuela, quien durante varias elecciones escogió al Resentido Eterno como casi presidente eterno, por supuesto, al morir ejerciendo el cargo de candidato perpetuo, cumplió sus deseos en los límites de la eternidad humana, la vida. Afortunadamente la muerte existe y el ensayo de la eternidad escasamente logra sobreponerse al recuerdo. Eternos son: Ulises, Alejandro, Cesar, casi todos sátrapas que merecerían el olvido más que la eternidad. Pero afortunadamente existen también: Homero, Borges y Chesterton para permitir que la humanidad, la de verdad, trascienda.
Comencé diciendo que no extraña lo que ocurre en Venezuela, debido al inmenso grado de incultura. Borges dijo al conocer a un alumno norteamericano que quería que él fuera su tutor en una tesis sobre literatura inglesa, después de preguntarle por Elliot, por Yeats y por Chesterton, a quienes este futuro doctor no conocía, que por fin encontró un pueblo más inculto que el pueblo argentino. Borges supuraba por la herida de Perón, como yo supuro por múltiples heridas: Caldera, Carlos Andrés Pérez y Chávez. Afortunadamente, creo que ninguna de esas heridas tendrá la facultad de extenderse como la desgracia del peronismo para mi querida Argentina, y lo digo así, porque es un país que aprendí a amar en la distancia. En el caso de Venezuela, como Borges, la amo en el dolor de ver la ignorancia de un pueblo que tristemente vota, pero no elige, y acepta sin madurar nada.
Prueba de ello, es que mis alumnos confunden constantemente Gobierno con Estado, desde ellos permea a los profesionales y por supuesto, a las clases más populares. Todos confunden Estado y Gobierno. Como los viejos mercantilistas del siglo XII al XVII, y por ello uno puede asegurar que Venezuela no ha salido de la Edad Media, confunden los conceptos del Gobierno, el Estado y la Nación. Son tres cosas distintas, pero todos las mezclan, comencemos por la más fácil, la Nación es una unidad lingüística y cultural, es decir Venezuela tiene una lengua común, el castellano que se habla de diversas formas en los Andes, en el centro y en el oriente. Sin embargo, esa forma de hablar el castellano la entendemos todos, tanto que si un Colombiano nos dice algo, probablemente no lo entendemos, porque sus patrones culturales, son distintos a los que conforman la nacionalidad venezolana. Sin embargo, el colombiano habla castellano, pero a menos que comparta con nosotros un tiempo y aprenda a participar de nuestros patrones culturales, será más difícil entender y hacerse entender. Esos patrones son: la forma de comer, comunicarse, hasta de hacer chistes es lo que denominamos nacionalidad y eso o se hereda (ius sanguinis) o se adopta por compartir con los demás habitantes del territorio y aprender de ellos, he ahí la tragedia de quienes han tenido que emigrar y regresan a sus países de origen, porque sus connacionales los sienten extranjeros, así como lo eran en el país al cual emigraron. Por eso se habla de una nación yanomami, porque ellos comparten esos valores que los distinguen, y comparten parte de nuestro territorio.
Otro elemento es el Gobierno, éste es una unidad administrativa que dirige las políticas públicas del país, que generalmente tiene un aparato represivo y que lo acciona cuando es necesario para imponer bien sea la ley (en un estado democrático) o la voluntad política (en una autocracia) entonces el gobierno es la representación de la administración de la coerción tributaria, policial y jurídica de un país. Pero el gobierno tiene generalmente una cabeza, esa cabeza es la que piensa y es la que actúa, por supuesto, los ingenuos y algunos ignorantes piensan que es un colectivo. En algunos casos las decisiones son tomadas entre varios, pero siempre hay una cabeza que toma las decisiones y a veces, esa cabeza toma decisiones que provocan votos y no las que provocan el bien de la comunidad. Por ello, el gobierno puede ser profundamente injusto y perjudicar amargamente a los nacionales en un determinado momento. Por ello son más felices aquellos países donde el gobierno es sólo el administrador de un aparato pequeño que no perturba el bienestar privado.
El Estado sin embargo, es un ente metafísico, digo esto porque realmente el Estado es un pretexto después de la desaparición de la monarquía para que alguien en un régimen no monárquico ejerza su voluntad política dándole un  carácter supraterreno. El Estado es para algunos juristas la unión del territorio, el gobierno y el pueblo, pero todo ello ni individual, ni en conjunto piensa por tanto no existe, y quien tal cosa pretende intenta darle al Estado una autoridad que no existe para que la ejerza con visos de legalidad.