martes, 2 de julio de 2013

Nación, Estado y Gobierno


Hay quien se extraña de lo que ocurre en Venezuela, quien durante varias elecciones escogió al Resentido Eterno como casi presidente eterno, por supuesto, al morir ejerciendo el cargo de candidato perpetuo, cumplió sus deseos en los límites de la eternidad humana, la vida. Afortunadamente la muerte existe y el ensayo de la eternidad escasamente logra sobreponerse al recuerdo. Eternos son: Ulises, Alejandro, Cesar, casi todos sátrapas que merecerían el olvido más que la eternidad. Pero afortunadamente existen también: Homero, Borges y Chesterton para permitir que la humanidad, la de verdad, trascienda.
Comencé diciendo que no extraña lo que ocurre en Venezuela, debido al inmenso grado de incultura. Borges dijo al conocer a un alumno norteamericano que quería que él fuera su tutor en una tesis sobre literatura inglesa, después de preguntarle por Elliot, por Yeats y por Chesterton, a quienes este futuro doctor no conocía, que por fin encontró un pueblo más inculto que el pueblo argentino. Borges supuraba por la herida de Perón, como yo supuro por múltiples heridas: Caldera, Carlos Andrés Pérez y Chávez. Afortunadamente, creo que ninguna de esas heridas tendrá la facultad de extenderse como la desgracia del peronismo para mi querida Argentina, y lo digo así, porque es un país que aprendí a amar en la distancia. En el caso de Venezuela, como Borges, la amo en el dolor de ver la ignorancia de un pueblo que tristemente vota, pero no elige, y acepta sin madurar nada.
Prueba de ello, es que mis alumnos confunden constantemente Gobierno con Estado, desde ellos permea a los profesionales y por supuesto, a las clases más populares. Todos confunden Estado y Gobierno. Como los viejos mercantilistas del siglo XII al XVII, y por ello uno puede asegurar que Venezuela no ha salido de la Edad Media, confunden los conceptos del Gobierno, el Estado y la Nación. Son tres cosas distintas, pero todos las mezclan, comencemos por la más fácil, la Nación es una unidad lingüística y cultural, es decir Venezuela tiene una lengua común, el castellano que se habla de diversas formas en los Andes, en el centro y en el oriente. Sin embargo, esa forma de hablar el castellano la entendemos todos, tanto que si un Colombiano nos dice algo, probablemente no lo entendemos, porque sus patrones culturales, son distintos a los que conforman la nacionalidad venezolana. Sin embargo, el colombiano habla castellano, pero a menos que comparta con nosotros un tiempo y aprenda a participar de nuestros patrones culturales, será más difícil entender y hacerse entender. Esos patrones son: la forma de comer, comunicarse, hasta de hacer chistes es lo que denominamos nacionalidad y eso o se hereda (ius sanguinis) o se adopta por compartir con los demás habitantes del territorio y aprender de ellos, he ahí la tragedia de quienes han tenido que emigrar y regresan a sus países de origen, porque sus connacionales los sienten extranjeros, así como lo eran en el país al cual emigraron. Por eso se habla de una nación yanomami, porque ellos comparten esos valores que los distinguen, y comparten parte de nuestro territorio.
Otro elemento es el Gobierno, éste es una unidad administrativa que dirige las políticas públicas del país, que generalmente tiene un aparato represivo y que lo acciona cuando es necesario para imponer bien sea la ley (en un estado democrático) o la voluntad política (en una autocracia) entonces el gobierno es la representación de la administración de la coerción tributaria, policial y jurídica de un país. Pero el gobierno tiene generalmente una cabeza, esa cabeza es la que piensa y es la que actúa, por supuesto, los ingenuos y algunos ignorantes piensan que es un colectivo. En algunos casos las decisiones son tomadas entre varios, pero siempre hay una cabeza que toma las decisiones y a veces, esa cabeza toma decisiones que provocan votos y no las que provocan el bien de la comunidad. Por ello, el gobierno puede ser profundamente injusto y perjudicar amargamente a los nacionales en un determinado momento. Por ello son más felices aquellos países donde el gobierno es sólo el administrador de un aparato pequeño que no perturba el bienestar privado.
El Estado sin embargo, es un ente metafísico, digo esto porque realmente el Estado es un pretexto después de la desaparición de la monarquía para que alguien en un régimen no monárquico ejerza su voluntad política dándole un  carácter supraterreno. El Estado es para algunos juristas la unión del territorio, el gobierno y el pueblo, pero todo ello ni individual, ni en conjunto piensa por tanto no existe, y quien tal cosa pretende intenta darle al Estado una autoridad que no existe para que la ejerza con visos de legalidad. 

No hay comentarios: