Las reservas son un inventario que en
Venezuela, debido a que hay un Banco Central se encuentra en custodia del
mismo. Generalmente el sentido es que sirve de respaldo a la emisión de moneda
nacional, esto es debido a que normalmente cuando PDVSA o cualquier otro
exportador vende sus dólares al Banco Central éste le paga con Bolívares
emitidos por el mismo, por eso parece que el Banco Central es dueño de las
Reservas y por tanto, el gobierno cree que al ser dueño del Banco Central es
dueño también de las Reservas. Nada más falso. Los billetes son una especie de
titularización (Securitization) que hace que quien sea poseedor de los billetes
del Banco Central sea dueño de una porción de las reservas, por lo que los
verdaderos dueños de las reservas son los nacionales y el Banco Central es sólo
un custodio.
En Venezuela, le digo a mis alumnos,
sufrimos con las reservas, dos problemas siquiátricos la reservofilia y la
reservofobia. La primera, reservofilia es el amor exagerado a las reservas una
suerte de fetichismo descontrolado, que conduce a la creencia de que su nivel
representa lo acertada de las políticas económicas, cuando realmente las épocas
en las que sus niveles han sido altos, han coincidido con los peores gobiernos
de la historia y con las peores políticas. Así crecieron mucho y llegaron a
niveles record en el gobierno de Pérez Jiménez, luego en Carlos Andrés Pérez I
y Luis Herrera Campins y luego en el gobierno de Chávez, joyas de nuestro
folklore político. Pero para nada,
buenos gobiernos.
La segunda enfermedad es la Reservofobia, una
suerte de paranoia que se manifiesta en el tempr descontrolado por la pérdida
de las reservas, que justifica los controles de cambio que en Venezuela son
cinco. Por cierto, siempre que lo montan usan como excusa que se iban a perder
las reservas y todos asienten por la misma patología y cuando lo van a quitar,
los psiquiatras, tengan título o no, abogan por la sicosis y todos llenos de
pánico exclaman “es verdad, no podemos quitar el control de cambios”. A todos
hay que mandarlos al siquiatra.
Bueno como toda enfermedad lo que pide es
médico, y que dejen la economía libre y sin tropiezos que funciona. Los locos
al manicomio y las personas al mercado que es donde nos realizamos y somos
felices. Pero un mercado libre y sin ataduras.
Ahora volvamos al nivel, en Venezuela el
oro forma parte de las reservas, esto es viejo, porque uno de los últimos
países en abandonar el patrón oro en el mundo fue Venezuela. Estas reservas se
valoraban a $35 por onza troy hasta 1971, desde ahí en $40 y en diciembre de
1992 a $300, pero desde octubre de 2003 el banco central en contradicción a los
principios de contabilidad, registra las reservas a precio de mercado. Por eso,
las reservas marcan un nivel que sólo es posible si el BCV vendiera las
reservas de oro en el mercado. Hay colegas que al inicio dijeron que el BCV
estaba comprando oro, pero no, era el mismo nivel pero su precio de registro
era cada vez mayor no olvidemos que desde 2003 hasta 2012 el precio del oro
alcanzó niveles record.
El último balance publicado por el BCV de junio
de 2017 registra el oro a $ 1232.51 la onza. Y el precio de mercado actual ronda
los $1200 la onza. Es decir contradice los principios de contabilidad
generalmente aceptados. Bueno no es extraño en un país donde la reservofilia y
la reservofobia campean, que los locos saquen su sicosis a campear es la
normalidad, pero hay una máxima. Los cuerdos deberían enviarlos al manicomio,
pero en este país todos están desquisiados.
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