lunes, 31 de julio de 2017

Del Quilombo al Manicomio

Uno de los peores ítems de un sistema republicano es la elección directa de los magistrados. Se presta a cualquier resulta, máxime en un país donde quienes votan no tienen nada que perder, por eso llegan al poder individuos que no deberían gobernarlo, ese es el caso de Caldera I, Pérez I, Herrera Campins, Pérez II, Caldera II, Chávez I, II y III y más recientemente madurín. La mejor solución que se le puede dar a tan atroz esperpento de nuestro Quilombo es la segunda vuelta, al menos ahí se lo pueden pensar por segunda vez y puede ocurrir que escojan bien. Ojo que estoy haciendo caso omiso de lo ocurrido recientemente en el Ecuador. Pero los populistas tienen mucho arraigo, sobre todo cuando la gente tiene poco que perder y creen que ganan algo con un populista. Entonces, lo mejor es segunda vuelta y la conformación de un país de propietarios.
Esa es la razón por la que los fascistas modernos, entiéndase Castro, Chávez, Maduro, Correa, Ortega y Morales, abogan por un sistema de propiedad comunal, porque si usted es dueño, empieza a votar distinto, y no acepta las locuras de quien sabe que de otra forma no llegaría al poder. Un país de propietarios garantiza votaciones más pensadas y sirve de barricada para que los menos aptos no lleguen al poder.
Latinoamérica entera es víctima de sus sistemas eleccionarios y los que la justifican dicen, es que es el continente más desigual de todo el mundo y proponen a otro incapaz, con promesas vacuas para que ponga sus posaderas sobre la silla presidencial y si es posible no las levante hasta que él se haga el más desigual de todos y el resto preserve su misma desigualdad. ¿Es que no se dan cuenta? Hasta los mismos intelectuales que proponen el sistema distribuidor, no se dan cuenta que el mejor mecanismo de distribución de riqueza del mundo es la producción de la riqueza.
Perdónenme, pero es que John Stuart Mill no estaba bien de la cabeza, el también pasó su temporada en el manicomio y luego de eso, dijo de una manera que parecía sensata que la producción y la distribución de la riqueza son dos funciones distintas e independientes. Los insensatos que necesitaban el auxilio del orate se sintieron más apoyados que nunca y dijeron, se fijan por eso es que hay que pagar impuestos, para lograr la justa distribución de la riqueza y lo único que lograron fue que se disminuyera la producción de riqueza y por tanto el incremento de la pobreza.
Por eso, cuando Venezuela tenía un gobierno más pequeño, su banco central era semiprivado, y no cobraba tantos impuestos el crecimiento económico era avasallador y había empleo, producción y riqueza. Imagínense por un instante si en Venezuela hubiese habido libertad económica en algún período, la riqueza hubiese sido impresionante y los necios que ofrecen villas y castillas no sabrían como vender su soberana estupidez socializante. Hay quien identifica eso con Pérez Jiménez, y lo único cierto, es que el gordito del Táchira era otro ladrón incapaz, que lo único que construía eran obras de ornato, como buen militar, y no fue capaz de materializar un verdadero sistema de producción de riqueza. Pregúntense ¿Por qué si era tan buen gobernante salió huyendo en la vaca sagrada la noche del 23 de enero? La respuesta los llevará a la verdad.

1 comentario:

Astrid Karolina dijo...

Excelente! Estoy totalmente de acuerdo.