lunes, 8 de diciembre de 2014

La izquierda y la derecha dos impostores que esconden al socialismo


Hay quien afirma sin pensarlo, como si se tratara de un dogma de fe que todo izquierdista es progresista. No se han dado cuenta que la izquierda, que no es más que una forma ligera de llamar al socialismo es la que ha destruido la riqueza de países como Chile, Venezuela y Cuba. En sus expresiones suavizadas que llaman la socialdemocracia, el socialcristianismo su principal función es destruir sus monedas, sus producciones; la consecuencia es acabar con los empleos, le entregan privilegios a los empresarios que ellos consideran aliados, mientras llaman monopolistas a quienes realmente eran empresarios productivos y todo en búsqueda de una justicia social que no es cierta. Su fracaso fue conduciendo a esos países a las puertas de lo que llaman comunismo, que no es más que el fascismo más radical que hayan inventado después de los que dirigieron Mussolini, Franco, Salazar y Hitler. Los izquierdistas llaman a estos últimos de Derecha, pero en el fondo, en sus métodos, políticas y prácticas son exactamente iguales. Quizá la única diferencia es el tratamiento que dan a la propiedad, pero como para ambos la propiedad no es un derecho, se sienten capaces de regularla y limitarla. En los regímenes que se autodenominan fascistas y socialistas ligeros (socialdemócratas y socialcristianos), la permiten con ciertas restricciones, en los comunistas la eliminan, por considerarla inútil para el buen desempeño de la sociedad.
No entienden que la sociedad es la suma de individuos y que el mercado es un proceso de colaboración que no puede ser regulado, porque al regularse pierde sus condiciones para generar el verdadero progreso, que no es capaz de soñar en sus límites el socialismo.
Dicen ser modernos, y como si fueran pre-modernos, medievales apoyan la creencia de que la riqueza debe ser distribuida, como si es que el proceso de distribución de la riqueza es independiente de su creación. Viven en el fondo del siglo XII y creen que son parte de la modernidad. Su ignorancia del proceso económico se esconde tras falsos profetas que afirman que la historia se repite, y puede utilizarse para predecir los procesos que obedecen a las acciones de cada individuo, y cada persona es tan distinta, que ningún proceso nunca es igual. Porque las ciencias humanas son tan complejas como la suma de cada individuo, que en sí, es él solo complejidad pura.
Dicen ser agnósticos, ateos y en el fondo creen tanto en un cúmulo de supersticiones que les hace imposible entender el verdadero comportamiento de la sociedad o el mercado que al final son la misma cosa.
Hay otros más tontos todavía, que creen que el liberalismo es de derecha, no entienden que la derecha, si es que esta existe, es conservadora y en el fondo los únicos que quieren conservar sus privilegios son los socialistas que quieren preservar la estructura de su sociedad hipócrita, luchan más por impedir que el rico se enriquezca aplicándole impuestos injustos, que al final terminan por empobrecer aún más al pobre. Porque el rico sencillamente se marcha y deja al pobre con el derechista, hacen al país más pobre y echándole la culpa al rico. El pobre puede creerle al derechista, o al final acepta que esto es cierto, porque no hay otro que le dé dinero para que él siga creyendo. Por eso, en el fondo, un izquierdista o un derechista son exactamente el mismo demagogo populista, intentan preservar su cuota de poder, sin importar que esto acabe con su país. Se esconden tras clichés que el sistema educativo ayuda a reforzar. Si usted siente que es de izquierda o de derecha, entienda que son sólo vanas pancartas para esconder a los totalitarios que pretenden poseer la verdad, revise sus actitudes y reconozca que el progreso de la sociedad sólo es posible cuando el hombre puede levantarse en la mañana y siente que la libertad de cumplir con sus responsabilidades lo hace más libre y entiende que el respeto a las ideas y la vida de los demás es parte de la sociedad misma. Siente además que el Gobierno es un servidor y que no interfiere en las relaciones que la misma sociedad quiere darse de una manera espontánea y no lo busca para obtener privilegios, porque él es incapaz de proporcionárselos.
Ahora aterrizando un poco, se supone que la izquierda es partidaria de una política económica activa, en la que el gobierno como representación visible del Estado hace y deshace en la economía. Por otra parte, se supone que la derecha es partidaria de que no se haga nada y se deje que el mercado resuelva sólo sus diferencias. Si el gobierno llama a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) la derecha, y se autodenomina de izquierda. Entonces por qué el gobierno se queda tranquilo mientras el país se hace pedazos y la MUD vocifera que el gobierno tiene que hacer algo para detener el desastre. ¿Parece contradictorio? Pues no, son dos expresiones de la misma ideología con los matices que la hipocresía socialista permite.

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