jueves, 28 de septiembre de 2017

¿Es posible el socialismo?



Sin el interés de enmendarle la plana a Mises, porque de hecho envidio a todos los que participaron del seminario de Viena, como los que pertenecían al seminario de la Universidad de Nueva York, tengo que mostrar un pequeño comentario con respecto al artículo de 1920 denominado Die Wirtschaftsrechnung im sozialistischen Gemeinwesen que fue traducido al castellano como El cálculo Económico en el Sistema Socialista. Tengo que afirmar algo que me duele, el socialismo fracasa por la imposibilidad del cálculo económico, pero mientras, se instala y dura, por la existencia de los mercados negros que son el único vínculo de la economía socialista con el mercado y sus operadores, que al final son los mismos que gobiernan y se enriquecen a costas de los que sobreviven en el sistema; dentro de estas personas hay quienes ingenuamente apoyan a los líderes del mundo socialista porque creen de manera ciega que eso les va a beneficiar. En otros casos su ceguera se ocasiona por el deseo de ver la desdicha de otros, en especial a aquellos a quienes creían beneficiarse en el sistema anterior y, por supuesto, las personas que, como yo, no pueden más que vivir un sistema que no nos gusta para nada, pero que sabemos que no funcionará y que esa será la razón de su propia destrucción.
Un sistema similar duró en la Alemania Nazi 13 años, en Cuba tiene mi edad y en Rusia duró 82 años. Por qué, bueno la primera razón está en el mismo artículo de Mises, debido a que expresa: “No queremos decir con esto que la comunidad socialista se encontraría totalmente desorientada. Tomaría decisiones a favor o en contra de la empresa propuesta y dictaría una orden. Pero, en el mejor de los casos, esa decisión se basaría tan sólo en vagas evaluaciones. No podría basarse en cálculos exactos de valor.” Y lo otro, es que la existencia de merados negros, que son los únicos que dan precios de mercado y su relación con los precios del exterior (que crean la inmensa ganancia monopolística de los amigos del sistema) es lo que en el fondo impide que se tomen decisiones que no se limiten a aquellas que le dan la máxima ganancia al especulador, Mises certeramente llama a esa imposibilidad de invertir: “Todo se reduciría a un salto al vacío.” Por eso en la Alemania Nazi existían empresas que obedecían órdenes, porque sabían que la alternativa era el campo de exterminio; los burócratas rusos también aceptaban con sumisión, porque el sistema te llevaba a campos de reeducación en Siberia. Hay quien ve diferencias entre esos sistemas, están equivocados, todos buscan sustituir al mercado, y eso es lo que propone mises cuando dice: “[s]i la perspectiva de ganancias se pierde, falla el resorte que mueve el mecanismo del mercado, porque es esa perspectiva la que lo mueve y lo hace funcionar. Es así como el mercado constituye el punto focal del orden capitalista de la sociedad; es la verdadera esencia del Capitalismo. Sólo es posible bajo el Capitalismo, y no puede ser imitado "artificialmente" bajo el Socialismo.”
Ciertamente el sistema ha durado en Venezuela por varias razones, en primer lugar el socialismo del siglo XX que se extiende desde 1900 hasta 1998 fue un sistema “mixto” que permitía en cierta medida el funcionamiento de mecanismos de mercado, muy limitados. El que inició en 1999 con el ascenso del Chavismo, no es menos socialista, pero además conoce las bondades que este sistema le ha dado a los líderes que dirigen ese proceso en Cuba, Corea, y algunos países de la órbita soviética que permanecen en dictadura. Inicialmente las bondades del precio petrolero hicieron consumar la mentira, el regalo a quienes estaban más alejados de la Renta del Petróleo vendió la falsa publicidad de que el socialismo era un mundo de facilidades y bienestar, por supuesto, ese sistema se basó en la imposición eleccionaria de un sistema hipócrita.
Luego de la caída de los precios del petróleo y la muerte de Hugo, el sistema pretende mantenerse, ahora con represión porque no hay dinero con el qué comprar conciencias y en esto hay que afirmar, contrario a lo que dicen los pensadores del Public Choice, los votantes son racionales, ellos votan creyendo que se les va a dar lo que quieren, pero sus deseos de los gobernados, no son los que satisfacen también a los dirigentes. En eso, el chavismo es el más mentiroso de los sistemas, todos mienten para obtener el poder, pero el chavismo vende el sumum de la mentira. Ahora, la pregunta, y por qué esto no termina de fracasar, pues depende, todavía hay gentes que ganan con el sistema, quienes especulan, quienes obtienen ganancias en este caos, y los que no actúan porque creen que el sistema persistirá. Todo depende de las esperanzas de quienes de otra manera creen no tener futuro.

jueves, 14 de septiembre de 2017

El liberalismo en Venezuela y otros lugares comunes en el análisis



Es triste ver como los lugares comunes abundan en lo escrito por nuestros historiadores y economistas. Hay que aclarar algunos puntos para que la discusión suba de nivel y se enserie. En lo que llaman la independencia, hay mucha gente que afirma que los libertadores eran liberales y que querían un modelo de progreso como el que se daba en Inglaterra o que estaba adoptando los Estados Unidos, ciertamente nuestros libertadores no estaban claros y vagaban en un limbo que iba desde la fisiocracia hasta el liberalismo, en esa suerte de limbo estuvo también una institución que se le endilga el epíteto de liberal, y esta fue la Sociedad de Amigos del País, sus citas los delatan porque usan pasajes de Quesnay (fisiócrata) así como de Say y de Smith (liberales). De hecho, sus modelos de organización política tendían al liberalismo en su conformación republicana, pero mantenían las estructuras impositivas de la monarquía española, que eran abiertamente mercantilistas y nada liberales.
El modelo liberal que se intentó en el siglo XIX  se desbarató fundamentalmente por la ausencia de individuos con capacidad e iniciativa empresarial (que es casi una constante histórica en Venezuela), y por los deseos y las ambiciones políticas de algunos líderes, como es el caso de los Monagas, quienes estuvieron complicando el panorama con sus acciones hasta la parte alta del siglo XIX. Hay que reconocer en Guzmán Blanco un poco de liberalismo, pero en ese momento el liberalismo ya está en decadencia y comenzó a adoptar el positivismo, un movimiento que está bastante lejos de ser liberal.
Esa misma ideología, la positivista, se acomodará desde finales del siglo XIX hasta principios del XX y la oposición a Gómez acusó al positivismo de ser manchesteriano y liberal, pero nada más alejado de la realidad. Gómez no era liberal y tampoco lo eran sus asesores, lo que ocurre es que el positivismo adoptó una suerte de criterio en pro de las trasnacionales que puede considerarse propenso al liberalismo. Pero al igual que el período de Guzmán Blanco y con mucha más insistencia, se instituyó la ayuda a “los amigos” con la entrega de concesiones para que estos amigos se las vendieran luego a las trasnacionales. Este elemento contribuyó al entendimiento por parte de las élites de  que el gobierno está ahí para apoyar a los “amigos” y que a estos “amigos” se les daba el tratamiento de “empresarios”, contribuyendo con ello, al daño institucional que nuestra política le hace a la maltrecha figura empresarial, que dijimos, en Venezuela es escasa.
Por eso, cada vez que entraba un nuevo grupo al poder, accedía con sus oligarquías y el asenso al poder era sinónimo de mejora para un grupo selecto de personas. También hubo quienes lograron mantenerse independientemente de los cambios políticos, porque supieron jugar en los diversos juegos de nuestra política, uno de los casos más emblemáticos es el de Pérez Dupuy, quien logró sobrevivir a pesar de los gobiernos, porque nunca se vinculó a ellos, demostrando que sí es posible sobrevivir sin gobierno.
Así el gobierno de Gómez fue intervencionista y además corrupto, de hecho Gómez fue el dueño de Telares Maracay, Lactuario Maracay y otras empresas, que le fueron expropiadas a sus herederos por López Contreras. Ese cambio nos llevó a un sistema más intervencionista y otro peor, que fue el de Isaías Medina, quien fue desastrosamente intervencionista y que terminó en un golpe de estado. Los adecos del Trienio también trajeron consigo su oligarquía de amigos y aunque la intervención fue menor, nunca dejo de serlo.
Pérez Jiménez tumbó a Rómulo Gallego y mantuvo el esquema pero sacó a los civiles del juego, sin embargo, no añadió nada nuevo, sus amigos y sus intereses se instalaron y todavía hay quien cree que eso tuvo algo de bueno e incluso hablan de liberalismo. Conservatismo no es liberalismo.
De hecho los gobiernos desde el siglo XIX implican diversas formas de entender el socialismo, Castro y Gómez con el positivismo, López y Medina con una suerte de Nazi fascismo que nunca se atrevió a mostrarse a plenitud, quizá por la cercanía y dependencia de Estados Unidos e Inglaterra, la Socialdemocracia con el Institucionalismo americano, Pérez Jiménez con ese nacionalismo semifascista. Por supuesto cuando volvimos a la democracia civil, mantuvimos el esquema socialista y el desastre de Chávez y Maduro también lo es, pero peor, pues definitivamente hemos venido empeorando ya que, cada vez, el gobierno lo ejercen los menos capaces.
Sin embargo, hay que aclarar algo, el experimento de Carlos Andrés Pérez (CAP) en 1989-1990 no es liberalismo ni nada que se le parezca. CAP era un socialista consumado y Miguel Rodríguez es lo que se puede denominar socialista keynesiano. El neokeynesianismo se adaptó a las reformas de 1980 porque entendió que sus políticas eran tan desastrosas como las comunistas y mutaron añadiendo ciertas dosis de libertad, no liberalismo. El FMI es producto de eso, por lo cual, quienes se hacen ilusiones con el Fondo, sueñan; y de ilusiones también se muere y vaya que se muere. Fíjense que acotamos el experimento a 1989-1990.
CAP y Miguel Rodriguez van al FMI porque no había reservas y creían que una forma fácil de solucionarlo era ir al fondo y solicitar un préstamo contingente, CAP se amparó en su popularidad y creyó que eso le permitiría capear el temporal. Pero los venezolanos no tienen más ideología que “yo quiero un gobierno que me regale cosas y que me permita vivir cómodo y feliz sin mucho esfuerzo”. Eso de pedirle al pueblo que pague por algo (luz, agua, teléfono, educación) es inconcebible en el esquema venezolano. Por eso, la popularidad cayó tan profundamente y todos querían cualquier otra cosa, incluso Caldera o Chávez.
Lo otro es que durante ese año se portaron bien, cumplieron con algunas metas y consiguieron que el FMI le entregara recursos para solucionar el problema inicial, incluso para renegociar la deuda. Pero 1989 fue el año de la guerra contra Irak y eso disparó los precios del petróleo y voila, quien quiere fondo si hay petróleo. Pagaron lo que le debían al fondo y suspendieron las reformas, es decir, nuestros amigos aplicaron keynesianismo tradicional y los del FMI contentos, porque ellos también son keynesianos. Van unos datos:            
-          Los precios nunca mostraron más que una tendencia alcista, crecían 30% anual, si a usted le parece bueno, es porque ya se acostumbró al 30% mensual
-          Privatizaron sólo un pedazo de CANTV, Aeropostal, VIASA y el BOD. El resto de empresas se quedó esperando a ver qué pasaba
-          Aumentaron la nómina pública en el mismo año 1989 en 5.1% y en 1990 8.3%, es más en 1990 llegaron al millón de empleados públicos, es decir un 16% del total de los empleados trabajaba para el gobierno, ese es un número mayor al que tiene Estados Unidos, por si les interesa el dato USA le da trabajo al 14% de sus empleados en el gobierno.
-          Lo único liberal fue la reducción de aranceles y la simplificación aduanera, que se mantuvo hasta 1993, cuando tomó el gobierno Ramón J. Velásquez interinamente, desbarató la reforma arancelaria.
-          A partir de 1990 el gobierno hizo lo mismo que Chávez pero al revés todos creían que era liberalismo y escondía al socialismo, en el caso de Chávez todos creían que era democrático y en el fondo estaba ese fascismo comunistoide que montaron los Castro en Cuba.
Si a usted le parece liberalismo, bueno debería competir con los intelectuales de este país en el concurso ¿Quién es más socialista? El premio puede ser un ministerio, una oficina gubernamental o una beca trabajando medio tiempo en cualquier embajada en el exterior, pero cobrando el sueldo completo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Las reservas, su nivel y otras sicosis


Las reservas son un inventario que en Venezuela, debido a que hay un Banco Central se encuentra en custodia del mismo. Generalmente el sentido es que sirve de respaldo a la emisión de moneda nacional, esto es debido a que normalmente cuando PDVSA o cualquier otro exportador vende sus dólares al Banco Central éste le paga con Bolívares emitidos por el mismo, por eso parece que el Banco Central es dueño de las Reservas y por tanto, el gobierno cree que al ser dueño del Banco Central es dueño también de las Reservas. Nada más falso. Los billetes son una especie de titularización (Securitization) que hace que quien sea poseedor de los billetes del Banco Central sea dueño de una porción de las reservas, por lo que los verdaderos dueños de las reservas son los nacionales y el Banco Central es sólo un custodio.
En Venezuela, le digo a mis alumnos, sufrimos con las reservas, dos problemas siquiátricos la reservofilia y la reservofobia. La primera, reservofilia es el amor exagerado a las reservas una suerte de fetichismo descontrolado, que conduce a la creencia de que su nivel representa lo acertada de las políticas económicas, cuando realmente las épocas en las que sus niveles han sido altos, han coincidido con los peores gobiernos de la historia y con las peores políticas. Así crecieron mucho y llegaron a niveles record en el gobierno de Pérez Jiménez, luego en Carlos Andrés Pérez I y Luis Herrera Campins y luego en el gobierno de Chávez, joyas de nuestro folklore político.  Pero para nada, buenos gobiernos.
La segunda enfermedad es la Reservofobia, una suerte de paranoia que se manifiesta en el tempr descontrolado por la pérdida de las reservas, que justifica los controles de cambio que en Venezuela son cinco. Por cierto, siempre que lo montan usan como excusa que se iban a perder las reservas y todos asienten por la misma patología y cuando lo van a quitar, los psiquiatras, tengan título o no, abogan por la sicosis y todos llenos de pánico exclaman “es verdad, no podemos quitar el control de cambios”. A todos hay que mandarlos al siquiatra.
Bueno como toda enfermedad lo que pide es médico, y que dejen la economía libre y sin tropiezos que funciona. Los locos al manicomio y las personas al mercado que es donde nos realizamos y somos felices. Pero un mercado libre y sin ataduras.
Ahora volvamos al nivel, en Venezuela el oro forma parte de las reservas, esto es viejo, porque uno de los últimos países en abandonar el patrón oro en el mundo fue Venezuela. Estas reservas se valoraban a $35 por onza troy hasta 1971, desde ahí en $40 y en diciembre de 1992 a $300, pero desde octubre de 2003 el banco central en contradicción a los principios de contabilidad, registra las reservas a precio de mercado. Por eso, las reservas marcan un nivel que sólo es posible si el BCV vendiera las reservas de oro en el mercado. Hay colegas que al inicio dijeron que el BCV estaba comprando oro, pero no, era el mismo nivel pero su precio de registro era cada vez mayor no olvidemos que desde 2003 hasta 2012 el precio del oro alcanzó niveles record.
El último balance publicado por el BCV de junio de 2017 registra el oro a $ 1232.51 la onza. Y el precio de mercado actual ronda los $1200 la onza. Es decir contradice los principios de contabilidad generalmente aceptados. Bueno no es extraño en un país donde la reservofilia y la reservofobia campean, que los locos saquen su sicosis a campear es la normalidad, pero hay una máxima. Los cuerdos deberían enviarlos al manicomio, pero en este país todos están desquisiados.