jueves, 26 de noviembre de 2015

Gane quien gane, perdemos


Estamos al borde de las elecciones del 6 de diciembre, naturalmente, todos consideran que ésta fecha es terminal. Incluso ha habido gente que cree que algo puede pasar ese día. No tiene porque ocurrir nada, de hecho lo importante es lo que puede ocurrir después.

El país está hecho un desastre, y todavía hay gente que dice que esto no es hiperinflación, porque no hemos llegado al 100%, o al 200%, o a cualquier cosa que no se puede medir con ningún índice y menos esos que produce el BCV.

Lo más preocupante es que no haya más que anuncios alocados como el de la regulación del precio de los huevos y todavía haya personas que dicen que este gobierno no hace nada. El problema es que lo hace, bueno o malo, lo hace. Por ejemplo tiene dos años tratando de hacerle caso a los economistas de la oposición que dicen que no se puede liberar el cambio hasta que no se unifique el precio. Y están consecuentemente demostrando que esa es una soberana necedad, y que la única solución es liberarlo de una buena vez.

Hay quienes creen que deben llegar a la asamblea para hacer mas leyes. Como si es que eso ha servido de algo en la historia de algún país. Queremos recordarles que la ley de transito venezolana afirma que los motorizados deben ir en medio de la vía y ellos interpretan que pueden ir en medio de las vías. La sugerencia para los que creen que la ley está en el papel es ir a convencer a los motorizados que la ley no es lo que a ellos les da la gana.

Pero es que ninguno hace una sugerencia a favor de los ciudadanos. Todos al parecer quieren llegar al gobierno para que los demás sigamos pagando la cuenta de sus errores. Por ejemplo, no hay nadie que diga nada sobre el monto de la unidad tributaria. Si sigue en ese nivel, las personas van a verse obligadas a pagar un monto por impuesto sobre la renta impresionante. Yo voy a proponer algo, las personas naturales deben pagar uno de dos, o el Impuesto al Valor Agregado o el Impuesto sobre la Renta, pero no los dos, es definitivamente injusto.

Otra cosa es el cambio, todo en este país está detenido y alocado por culpa de lo que ocurre en el mercado cambiario. No puede nadie serio proponer que el tipo de cambio no se puede liberar por falta de reservas. Eso es desconocer la teoría económica y pasarse a la acera de la superstición. Tampoco puede alguien serio decir que primero hay que unificarlo y luego liberarlo, si alguien propone eso, debería regresarse a la Universidad a estudiar Teoría de los precios, porque en eso aprendió muy poco.

Me preocupa seriamente el destino de mi país en manos de los que están y los que vendrán, los que están creen que esto es un cuartel, donde todos debemos aprender por la vía de los castigos, que quienes no tienen la razón están en lo cierto, sólo porque tienen sus charreteras llenas de baratijas, pero la alternativa de los otros, da un dolor de estómago que no provoca. ¿Alguien sabe si los ministros de economía de los países desarrollados son los mejores economistas, o son simplemente los mejores políticos?

sábado, 7 de noviembre de 2015

Laudato Si, pero Francisco No!


Yo soy educado en el catolicismo, mi padre era cristiano maronita, por tanto oriental, de una iglesia donde los curas se casaban, antes de aceptar el su afiliación al Vaticano y por tanto al Concilio de Elvira en los primeros años del siglo XX cuando Francia entró en el Líbano y acabó con la cruel hegemonía del imperio otomano. Hay personas que me han oído comentar que el catolicismo oriental comprende que la riqueza es una bendición de Dios, que incluso los sacerdotes maronitas asumen que una parte de su labor es arbitrar en los conflictos que se presentan entre los hermanos maronitas en las relaciones comerciales y las de préstamo y depósito. Porque entendemos a cabalidad que la parábola de los talentos condena al siervo haragán que enterró el talento para no arriesgarlo y su señor le dijo “ Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.” (Mt 25: 14-30) No estamos anotando que en esa misma parábola los buenos discípulos son los que duplican el patrimonio, es decir que lo hacen rendir el 100%.
Por tanto Mateo sin ningún prejuicio Aristotélico ni Platónico, descifra la religión como se entiende en el oriente. Desde Mesopotamia el sacerdote es quien cumple la función del rey de la ciudad mesopotámica impartiendo justicia, arbitrando entre los mercaderes y su mercado se encuentra en las puertas del templo (Zigurat) por lo que la acción de Jesús cuando expulsó a los mercaderes del templo, es un evento extraño en el entendimiento oriental, si no se comprende en su esencia. En el templo oriental siempre hubo un mercado y en el templo hebreo es necesario que existan comerciantes y cambistas; los primeros proveen a los fieles judíos que vienen a hacer sacrificio y le venden palomas, corderos y otros animales, los segundos son necesarios porque los romanos estaban acostumbrados a devaluar sus monedas y éstas no tenían valor homogéneo, esa moneda era inmunda, por tanto, los sacerdotes no la querían y los cambistas estaban ahí para cambiar la moneda romana por la moneda del templo. Lo que ocurre es que estos cambistas no eran privados, eran contratados por los sacerdotes del sanedrín y perjudicaban en el cambio a los hebreos. Por eso Jesús arroja sus monedas al piso y tumba sus bancos. (Juan 2: 13-25) Eso, además, será la razón por la que el sanedrín pensará seriamente en la eliminación de Jesús.
Lo que hace Jesús no es lo que se espera de un sacerdote oriental. Pero no es tampoco una expresión de socialismo, es más bien liberal al defender los derechos del pobre hebreo que viene a hacer sus sacrificios y es perjudicado por estos cambistas que están en la puerta trabajando en un monopolio impuesto por los sacerdotes, también sería motivo de condena por nosotros si lo viviéramos en nuestra realidad.
Son múltiples los ejemplos económicos en los evangelios y de hecho uno de los mejores es la Parábola del Tesoro Escondido, donde afirma: "El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo.
Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de
alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo".
(Mateo 13:44-46) Uno podría preguntarse entonces, es buena acción ocultar el tesoro y comprárselo al dueño sin decirle en tu campo hay un tesoro escondido. Pues parece que esa es la imagen que ofrece el evangelio.
Además podemos traer a colación la parábola del dueño del campo que contrata a unos jornaleros (Mateo 20: 1-16) para que trabajaran en su viña y acordó con ellos un denario por el día de trabajo, y el señor al ver que era mucho el trabajo, partió al medio día de nuevo al poblado a buscar más trabajadores y les ofreció que les iba a pagar lo mismo (un denario) por medio día de trabajo. A los trabajadores inicialmente contratados, les pareció injusto y le dijeron al señor que ellos habían trabajado más y que por tanto no debían recibir lo mismo que los otros y el señor le dijo: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.” Para alguien que cree en la libertad de contratos y cree que los trabajadores deben negociar sus contratos con los empresarios esta parábola es sensacional.
El hombre es una creatura que ha sobrevivido a las peores catástrofes y que hoy se alza como baluarte de ser el mayor ejemplo de superioridad racional, pero siempre está sujeto a la acción serendipítica de la mano invisible. Porque por mucho que planifique las acciones de sus competidores modifican su decisión y lo hacen aprender a crear para sobrevivir. De hecho, hoy las ballenas han sobrevivido a la extinción gracias a la acción de Rockefeller quien consiguió sustituir el aceite de ballena por el kerosene y luego de ello, ningún ecologista ha salvado ninguna ballena, ningún ecologista ha salvado más nada que el presupuesto de sus gastos que probablemente está lleno de productos que él mismo dice a los demás que no deben consumir.
Los intelectuales que no entienden al mercado encuentran en la encíclica “Laudato Si” un paraíso donde pueden regocijarse en su profundo desconocimiento del ser humano, la civilización y el mercado. Dentro de este desconocimiento el mismo Francisco, pontifica sobre algo que no es razón de fe, por tanto incurre en una falibilidad profunda y magna. Porque su infalibilidad es en asuntos de fe y los asuntos de la economía son humanos, profundamente humanos, no metafísicos, aunque la economía tradicional está llena de dogmas de fe que no pueden de ninguna manera probarse por el intermedio de la auténtica ciencia económica que es subjetivista, es decir individual y deductiva.